Monasterios en ruinas

En este especial artístico vamos a ofrecerte 10 espectaculares monasterios en ruinas. En primer lugar, hemos de comentar que los monasterios parecen tener su origen en los desiertos de Egipto, donde en el S. IV aparecieron núcleos de eremitas que habitaban en pequeñas grutas naturales. Sería San Pacomio el primero en fundar una aldea cenobítica en torno al año 320. Posteriormente, en la Edad Media hubo un gran auge de construcción de monasterios.

Los cluniacenses levantaron el mayor monasterio de occidente en Cluny, fundado a principios del S. X. En el S. XII, los cistercienses, frente al lujo imperante de Cluny, preconizaron una gran austeridad en arquitectura y decoración. Muchas de estas imponentes construcciones han llegado hasta nuestros en un estado de ruina. Aún así, todavía sorprenden por su gran belleza y monumentalidad. En este especial os presentamos 10 monasterios en ruinas dignos de ser conocidos y estudiados.

El Monasterio de Santa María de Rioseco fue una de las fundaciones cistercienses más importantes del norte de Burgos. Ello es debido a las numerosas donaciones que recibió, a los privilegios que gozó y a la explotación agropecuaria que la comunidad monacal desarrolló. El monasterio se encuentra situado junto a la orilla izquierda del río Ebro en el frondoso Valle de Manzanedo (Comarca de Las Merindades). Las primeras noticias que tenemos de este cenobio se remontan al año 1171.

Los elementos arquitectónicos más antiguos que se conservan en la actualidad datan de los primeros momentos del S. XIII. Posteriormente el monasterio fue restaurado y ampliado. Prueba de ello es su imponente claustro renacentista de dos niveles que podemos contemplar en la fotografía de arriba.

En el S. XIX el cenobio entrará es un época de declive debido a la Guerra de la Independencia y posteriormente a los procesos desamortizadores. Todo ello le llevó a una situación de ostracismo y ruina.

Hemos de mencionar que estas ruinas todavía fascinan a visitantes y curiosos gracias a la maravillosa labor de voluntariado y a la asociación «Salvemos Rioseco». Este grupo de personas han rescatado del olvido y de la desaparición al Monasterio de Rioseco. Por suerte, a día de hoy se puede visitar esta maravilla arquitectónica con toda seguridad.

Estas evocadoras ruinas las encontramos en el mismo Camino de Santiago Francés poco antes de llegar a la población burgalesa de Castrojeriz, gran hito jacobeo de la provincia. El Convento de San Antón fue fundado en el S. XII. Las estancias monacales, ahora en ruinas, datan del S. XIV. Todavía se pueden apreciar parte de los muros de la iglesia y de la maravillosa portada gótica cubierta por el gran arco ojival bajo el que discurre el Camino de Santiago y que podemos contemplar en la fotografía de arriba.

En estas ruinas brilla de manera especial el estilo gótico que se puede apreciar claramente en los restos estructurales. Frente al portal hay dos nichos donde los monjes proporcionaban comida a los peregrinos. Desde aproximadamente principios del nuevo milenio existe en este lugar un albergue de peregrinos.

Las ruinas del Monasterio de Monsalud son de notable de interés debido a su monumentalidad y mérito arquitectónico. Este cenobio fue fundado en el año 1177 por el rey Alfonso VIII poco antes de la conquista de la ciudad de Cuenca. Hasta el S. XIX fue ocupado por la Orden del Císter. Se trata de una compleja obra construida a lo largo del tiempo. Los visitantes podrá encontrar elementos arquitectónicos de época románica, gótica, renacentista y barroca.

La iglesia es una construcción que sigue la idiosincrasia cisterciense, presenta un transepto con magníficas bóvedas de crucería y capiteles en la nave longitudinal, también es de interés la portada románica que se abre en el brazo meridional del crucero y que podemos contemplar en la fotografía de arriba.

Muy interesante es el magnífico claustro de época renacentista, ha conservado tres crujías, pues la cuarta se hundió a principios del S. XX. En el ala de levante se encuentra la sala capitular del S. XIII cuya estructura se basa en dos columnas que soportan las bóvedas.

A 17 kilómetros al norte de Roanne, se encuentra esta singular abadía cuya iglesia combina la pureza de sus líneas cistercienses con la majestuosidad de su campanario y la gracia de sus azulejos vidriados. Se trata de una construcción donde los visitantes podrán admirar la elegancia de su arquitectura, la belleza de su piedra ocre, sus rosetones, sus estatuas y sus frescos. Hasta nuestros días tan solo a llegado parte de la iglesia, amputada del coro y del crucero. En el interior del templo encontraremos grabados, planos y una maqueta que ayudarán al visitante a imaginar la vida cotidiana de los monjes cistercienses.

Esta interesante abadía valenciana es fundada en el año 1298 por el rey Jaime II de Aragón cuando volvía de la guerra frente a los musulmanes en tierras de las actuales provincias de Alicante y Murcia.

El rey concedió los terrenos al abad de Santes Creus para una nueva fundación cisterciense en el valle que entonces tomó el nombre de Valldigna.

Desde su construcción ha sido una de las abadías más importantes de la Orden del Císter, fue filial del Monasterio de Santes Creus (Provincia de Tarragona). La abadía estuvo habitada por los monjes cistercienses hasta el año 1835, momento en que aconteció una revuelta popular en la Valldigna tras la Desamortización de Mendizábal. Tras décadas de abandono, actualmente la Abadía de Santa María de la Valldigna es, según el artículo 57 del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana, “templo espiritual, histórico y cultural del antiguo Reino de Valencia.