El estilo Gótico Isabelino, también conocido como Gótico flamígero o Gótico florido, abarcó un período excepcional en la historia del arte español. Floreció durante el reinado de la poderosa Reina Isabel la Católica y su esposo Fernando II de Aragón a finales del siglo XV y principios del XVI. Este estilo artístico se distingue por su combinación de elementos góticos tradicionales con una profusión de adornos elaborados, caracterizados por intrincados detalles arquitectónicos y esculturales. Entre las características que lo definen destaca por su su decoración exultante que consiste en grandes escudos, medallones e incluso epigrafía que recuerda al arte islámico.
En este período vendrán a España numerosos artistas procedentes de Francia y Flandes. Se trata de un período de transición entre el Gótico y el Renacimiento, distinguiéndose dos escuelas. Por un lado tenemos la de Toledo (los Egas y Juan Guas) y, por otro, la Escuela de Burgos (Juan y Simón de Colonia).