La Arquitectura Romana cuenta con una marcada personalidad, sobre todo a partir del S. I a. C. Aunque esta autonomía no será igual en todas las manifestaciones artísticas. El sentido pragmático de los romanos les permitió construir grandes espacios cerrados adecuados al individuo, mientras los griegos buscaban ante todo la estética de sus edificios desde el exterior.
Por otro lado, las nuevas ciudades romanas van adoptar el sistema urbano de cuadrícula que ya había impuesto Hippodamos en la Grecia del S. V a. C. aunque los romanos le aportarán soluciones más claras y eficientes. La organización de las ciudades es sin duda una de las aportaciones más originales de los romanos al mundo del urbanismo.
Acueducto de Segovia
Los romanos, más ingenieros que artistas, fueron creadores de importantes obras públicas como por ejemplo puertos, pantanos, calzadas, acueductos… que ofrecían la necesaria infraestructura material para el Imperio. Los acueductos, en la mayoría de las ocasiones, salvaban grandes distancias para llevar el agua hasta las ciudades.
Los acueductos romanos suelen resultar imponentes por sus dimensiones, entre ellos destacamos el de Segovia. También existen magníficos ejemplos como el Acueducto de Claudio en Roma y el de los Milagros en la ciudad de Mérida (Extremadura). Estos acueductos traían el agua de manantiales, lagos naturales e incluso pantanos artificiales.
El Acueducto de Segovia es un buen ejemplo de la gran calidad técnica alcanzada por la Antigua Roma que además supo enraizar el arte arquitectónico con la ingeniería constructiva como ningún otro pueblo de la Antigüedad.