Iglesia de Hueto Abajo

Iglesia de Hueto Abajo

Aspecto del imponente ábside de la iglesia de San Vicente de Hueto Abajo, Álava

Hueto Abajo, en euskera Otobarren, es un topónimo que deriva de «Goitio» (lugar elevado) y «Barren» (de abajo), reflejando su posición geográfica. Es un núcleo poblacional de 43 habitantes perteneciente al municipio y cuadrilla de Vitoria-Gasteiz (Provincia de Álava-Araba). Situado a 12 kilómetros al noroeste de la capital alavesa, se encuentra en las faldas de la Sierra Brava de Badaia, en un valle atravesado por el barranco de Oca, a 529 metros de altitud. Es accesible por la carretera A-4310.

Rodeado de un paisaje montañoso y bosques de encinas, Hueto Abajo es punto de partida para rutas de senderismo como la ascensión a la Cruz de Ganalto (900 m), que ofrece vistas espectaculares. Entre sus monumentos destacamos la iglesia de San Vicente, del siglo XIII que todavía conserva un magnífico ábside románico.

Descripción de la iglesia de Hueto Abajo

La iglesia de San Vicente de Hueto Abajo, es una interesante muestra del románico tardío que encontramos en la Llanada Alavesa. La iglesia es citada en la Reja de San Millán (1025), Hueto Abajo gozaba de relevancia desde tiempos altomedievales, lo que sugiere que el templo pudo erigirse sobre una construcción anterior.

Arquitectónicamente, destaca su cabecera poligonal, una de las más interesantes del románico alavés, construida con una combinación de mampostería en el zócalo y sillares. El ábside, de ambiciosa factura, presenta tres ventanales decorados con rica ornamentación vegetal y sobrearcos de ajedrezado, un motivo típico del románico alavés. Bajo el alero de la cornisa, aparece una excepcional secuencia de canecillos esculpidos, con figuras geométricas y fantásticas, añade un carácter distintivo al conjunto. También hemos de citar su bello ingreso, se trata de una portada de transición entre los estilos románico y gótico.

En su interior, la iglesia alberga un retablo de estilo neoclásico con la talla de San Vicente, acompañado de San José y San Juan, y una pintura de Cristo con la Magdalena. Sin embargo, la joya renacentista es la capilla de San Blas, con ocho tablas que fusionan influencias hispano-flamencas e italianas, testimonio del magnífico patrimonio renacentista en Álava.