Dido y Eneas

Dido y Eneas

Óleo de Dido y Eneas, realizado por Orazio Samacchini, Museo del Louvre

Según nos cuentan las fuentes clásicas, Dido, también conocida como Elisa de Tiro, fue la fundadora y primera reina de la antigua Cartago (Túnez). Al parecer, su hermano Pigmalión, rey de Tiro, codiciaba las riquezas de Acerbas, el tío y marido de Dido, y por ello le dio muerte.

Recordemos que Virgilio en la Eneida se refiere a Acerbas con el nombre de Siqueo. Aunque Dido, avisada, consiguió huir de la ciudad de Tiro con todas sus pertenencias. Llegó hasta las costas del norte de África y decidió fundar allí una ciudad, aunque los habitantes de aquellas tierras, los getulos, y su rey, Jarbas, se opusieron a su propósito. Finalmente accedieron a venderle la tierra que pudiese caber en la piel de un buey. Para ello, Dido tuvo que cortar de manera muy fina la piel del animal y consiguió abarcar un gran espacio de terreno sobre el que fundó la ciudad que más tarde sería Cartago.

Con el paso del tiempo, rey Jarbas ambicionó ser dueño de la próspera ciudad que fundó Dido y quedó enamorado del talento y la belleza de ésta. Jarbas quiso casarse con Dido aunque ella le rechazó y el monarca la amenazó con una guerra. Ante esta situación, Dido desesperada se quitó la vida con una espada. Virgilio trató la leyenda de Dido en una novela de amor que incluyó en su Eneida. Según Virgilio, Eneas desembarcó en las costas de Cartago debido a una gran tempestad. Dido al verle quedó enamorada de él, Eneas la correspondió y vivieron un tiempo felices hasta que Hermes, enviado por Zeus, comentó a Eneas que debía abandonar a Dido para emprender la misión de fundar una gran ciudad en el Lacio. Dido se clavó la espada del héroe troyano ya que no pudo soportar su marcha.

Pintura de Dido y Eneas

En el cuadro que nos ofrece la fotografía contemplamos una escena en la que Hermes, situado en la parte superior derecha de la composición, comenta a Eneas que debe abandonar a Dido para partir a su destino. Esta bellísima pintura, actualmente conservada en el Museo del Louvre, fue realizada por Orazio Samacchini (1532-1577), un pintor manierista italiano, conocido en España por su obra el «Bautismo de Cristo» que se custodia en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid.