Convento de Cristo de Tomar

Convento de Cristo de Tomar

Toda una evolución artística desde el Románico al Barroco

El Convento de Cristo se encuentra situado en la ciudad de Tomar, a una distancia de 140 km al noreste de Lisboa y a 201 km al sureste de Oporto. Se trata de uno de los conjuntos monumentales más significativos de Portugal. Debido a su importancia histórico-artística ostenta la categoría de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1983. Este complejo, que abarca más de cuarenta y cinco hectáreas en la colina de Mata dos Sete Montes, a orillas del río Nabão, representa un testimonio excepcional de la evolución artística y cultural de Portugal a lo largo de nada menos que siete siglos.

Desde su fundación en el siglo XII, como castillo templario, hasta su transformación en convento renacentista, el Convento de Cristo de Tomar aglutina estilos arquitectónicos que van desde el románico al barroco, con especial relevancia del estilo Manuelino, un lenguaje artístico eminentemente portugués.

Descripción del Convento de Cristo de Tomar

El Convento de Cristo tiene sus raíces en la Orden del Temple, fundada en 1118 para proteger a los peregrinos en Tierra Santa. En Portugal, los templarios desempeñaron un papel crucial durante la Reconquista, apoyando a los reyes portugueses en la consolidación de los territorios reconquistados a Al-Ándalus.

En 1160, el primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques, donó a la Orden del Temple una vasta región entre los ríos Mondego y Tajo, incluyendo Tomar. Bajo la dirección de D. Gualdim Pais, Gran Maestre de la Orden del Temple en Portugal, se inició la construcción del castillo y su oratorio central, la Charola, en un lugar que, según la tradición, fue elegido por su carácter sagrado, posiblemente levantado sobre vestigios de un culto romano.

La Charola, construida entre 1160 y 1190 con una segunda fase en el siglo XIII, es un templo de planta octogonal posiblemente inspirado en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. Su estructura combina elementos románicos, como los robustos muros y arcos de medio punto, con detalles góticos incipientes. Este espacio, concebido como oratorio privado de los caballeros, también cumplía funciones funerarias.

En 1314, la Orden del Temple queda disuelta por el papa Clemente V tras las persecuciones instigadas por Felipe IV de Francia. Sin embargo, en Portugal, gracias a la intervención del rey D. Dinis, los bienes, miembros y privilegios de los templarios son transferidos en 1319 a la recién creada Orden de Cristo. Esta nueva orden mantuvo la misión de caballería y se convirtió en un pilar fundamental de la expansión marítima portuguesa durante los siglos XV y XVI, especialmente bajo el liderazgo del Infante D. Henrique el Navegante.

Transformaciones arquitectónicas del Convento de Cristo de Tomar: del gótico al manuelino

El Convento de Cristo experimentó transformaciones significativas a lo largo de los siglos, reflejando los cambios políticos, culturales y artísticos de Portugal. Durante el siglo XV, bajo la dirección de D. Henrique, se construyen los claustros góticos del Cemitério y das Lavagens, que ampliaron el complejo y adaptaron la Charola para funciones litúrgicas, añadiendo un coro y un órgano. Estas intervenciones reflejan la transición del carácter militar del castillo hacia un espacio monástico.

Época de esplendor

El apogeo artístico del Convento de Cristo se produjo durante el reinado de D. Manuel I (1495-1521). Este monarca promovió el estilo manuelino, una expresión artística única que fusiona elementos góticos tardíos con motivos renacentistas y símbolos marítimos, propios de la Era de los Descubrimientos. La iglesia manuelina, construida entre 1510 y 1515 bajo la dirección de los arquitectos Diogo de Arruda y Juan de Castillo, es un ejemplo paradigmático de este estilo. La portada meridional, diseñada por el cántabro Juan de Castillo, y la célebre ventana de la Sala do Capítulo, atribuida a Arruda, son obras maestras que combinan una rica iconografía con elementos náuticos como cuerdas, corales y anclas, simbolizando el poder marítimo y la mística de la Orden de Cristo.

En el siglo XVI, bajo D. João III, el convento experimentó una reforma religiosa que transformó a la Orden de Cristo en una orden monástica de clausura, lo que motivó una nueva campaña constructiva. Juan de Castillo diseñó el Claustro Grande o de D. João III, un ejemplo sobresaliente de arquitectura renacentista inspirada en el Ospedale Maggiore de Milán, con decoraciones platerescas y escaleras de caracol ocultas que conducen al Terraço da Cera. Posteriormente, Diogo de Torralva introdujo elementos manieristas en este claustro, consolidando la influencia italiana en el conjunto.

Durante la Dinastía Filipina (1580-1640), bajo el reinado de Felipe II de España (Felipe I de Portugal), se completaron obras como el Acueduto dos Pegões, una impresionante obra de ingeniería hidráulica diseñada por Filippo Terzi, y la Portaría Nova, que delimitan el complejo por el norte. Estas intervenciones, junto con la construcción de la Sacristía Nova y la Enfermaría, reflejan la continuidad del mecenazgo real y la adaptación del convento a nuevas funciones.

Declive y restauración: los siglos XIX y XX

Con la revolución liberal de 1834 y la extinción de las órdenes religiosas en Portugal, el Convento de Cristo queda desalojado y parcialmente transferido al estado portugués. Algunas áreas, como el Claustro dos Corvos, fueron adquiridas por D. António Bernardo da Costa Cabral, quien las adaptó como residencia y explotación agrícola, promoviendo al mismo tiempo su conservación. En 1910, con la instauración de la República Portuguesa, el complejo asumió diversas funciones, incluyendo un hospital militar y un seminario de misiones. La fundación en 1918 de la União dos Amigos dos Monumentos da Ordem de Cristo marcó un hito en los esfuerzos por preservar e investigar el monumento, que culminaron en su declaración como Patrimonio de la Humanidad en el año 1983.

En el siglo XX, las restauraciones han permitido recuperar elementos clave como los frescos y esculturas policromadas de la Charola, atribuidos al taller de Jorge Afonso, y las estatuas doradas bajo la cúpula, obra de artistas como Olivier de Gand y Hernán Muñoz. Estas intervenciones han resaltado la riqueza decorativa del complejo, que combina pintura mural, escultura y vitrales con escenas bíblicas.

Fotos del Convento de Cristo de Tomar