Los templos romanos son el resultado de la influencia de la tradición etrusca y griega que penetraron en Roma. En un principio eran de pequeñas dimensiones, se asentaron sobre un podio elevado y con un pórtico en la que aparecían varias columnas que precedían a la naos. Como hemos comentado anteriormente, los templos romanos eran pseudo-perípteros, es decir, la columnata sólo rodeaba la parte anterior de la cella. Por otro lado, los costados laterales y la parte posterior del templo romano presentan pilastras o columnas adosadas. Por influencia griega se permitió la tipología de períptero en los templos de mayores dimensiones.
En la ciudad de Mérida encontramos uno de los mejores templos romanos que se conservan en España. La antigua Augusta Emerita fue fundada en el año 25 a. C, con el tiempo se convirtió en la ciudad más próspera de Lusitania, la provincia más occidental del Imperio Romano. En la actualidad, Mérida, es la capital de Extremadura y ofrece un sorprendente legado de época romana. En el centro de la ciudad se yerguen las majestuosas ruinas del Templo de Diana, edificio erigido entre los S. I y II d. C. De los numerosos templos romanos que llegó a tener la antigua Augusta Emerita, tan sólo se conserva parte de este formidable templo junto con los restos del Templo de Marte, situados en la Basílica de Santa Eulalia.