El estilo gótico presenta diferentes fases que abarcan desde mediados del S. XII hasta el S. XVI. Responden estas etapas al período histórico de la Baja Edad Media.
Primera etapa:
El primer período se sitúa entre los años 1175 y 1225, en esta etapa encontramos rasgos propios de la última fase evolutiva del románico, lo que ha motivado una cierta controversia en la historiografía artística. Cuesta ver la frontera entre los estilos románico y gótico, más bien tienden a coexistir. Esta etapa podría denominarse protogótica, por lo que sería la fase incial y anticipadora del nuevo estilo.
Segunda etapa:
Una segunda etapa podría situarla entre los años 1225 y 1325, allí la influencia francesa va a ser determinante. Las nuevas técnicas de la arquitectura gótica van a influir por prácticamente toda Europa. En los que algunos rasgos van señalando unas características nacionales y locales muy concretas. Por ejemplo, en Castilla se impone el modelo de iglesias ad triangulum, es decir, la que en alzado se inserta idealmente en un triángulo. Po otro lado en la cuenca mediterránea se impondrá el modelo de iglesia en las se sigue la tipología «ad quadratum», aquella cuyo perfil responde a un paralelepípedo rectangular, en los interiores de estos templos se valoran los espacios diáfanos.
Tercera Etapa
A partir de los primeros años del S. XIV se acentúa una evolución que constituyen la fase manierista del estilo. En arquitectura prolifera la estilización de los edificios, la multiplicación de las molduras y tracerías en los vanos en los que es nota característica la proliferación de triángulos y cuadrados de lados curvos. Se acentúan aún más los grandes espacios en la arquitectura mediterránea y la mayor altura de los edificios. En las artes figurativas se incrementa la expresividad quizá por la influencia del gótico italiano.