Monasterios de Castilla y León

Con 94.266 km², Castilla y León es la mayor comunidad autónoma de España y una de las más extensas regiones de Europa. Se trata de un histórico y fascinante territorio formado por los antiguos reinos de León y Castilla. Aquí podrás disfrutar de grandes montañas, inmensas llanuras, ríos caudalosos y un patrimonio histórico-artístico prácticamente infinito. En este especial os vamos a presentar los 10 monasterios de Castilla y León que hemos visitado últimamente, esperamos que sean de vuestro agrado.

Oña es una bella y monumental población situada en el norte de la provincia de Burgos. Su antiguo monasterio benedictino de San Salvador acapara gran parte del protagonismo de esta villa burgalesa. El cenobio fue fundado en el año 1011 por el conde Sancho García. Como curiosidad, hemos de comentar que un principio fue un monasterio dúplice, quedando después para monjes benedictinos.

Además, este monasterio fue convertido en panteón real, custodiándose en él los sepulcros del citado Sancho García, de su hijo García Sánchez, de Sancho el Mayor de Navarra y del rey castellano Sancho II. Uno de los elementos más interesantes de este cenobio burgalés es su iglesia abacial y su magnífico claustro gótico que podemos contemplar en la fotografía de arriba. Dicho claustro fue diseñado por el célebre Simón de Colonia en los comienzos del S. XVI.

El Monasterio Cisterciense de San Andrés de Arroyo fue fundado en el año 1190 por iniciativa del rey Alfonso VIII y su esposa Doña Leonor. Su primera abadesa fue la condesa de Lara, Doña Mencía, mujer que supo potenciar desde el principio la gran influencia que ejerció este cenobio sobre un amplio territorio. La abadesa era titular del privilegio de horca y cuchillo, con jurisdicción civil y criminal sobra nada menos que 11 villas. Entre ellas se encontraba Perazancas de Ojeda, Alar del Rey, San Andrés y Santibáñez de Ecla. De hecho, el monasterio todavía conserva el rollo jurisdiccional del S. XVI que daba fe de ello.

Este monasterio puede citarse como uno de los conjuntos mejor conservados y característicos de la arquitectura cisterciense de procedencia borgoñona en la Península. Su bello claustro del S. XIII muestra una gran riqueza decorativa como muestran sus columnas que están labradas con especial gusto. Junto con el monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo, ejerció una gran influencia para muchas construcciones de estilo románico que se levantaron por la Comarca de la Ojeda y el resto de la provincia.

Este convento fue fundado en el año 1419 por Doña Juana Rodríguez Maldonado, esposa de Don Juan Sánchez Sevillano, contador del rey Juan II de Castilla, que donó su casa palaciega a la comunidad de religiosas dominicas. El Palacio era de estilo morisco del que tan solo se conserva un arco ojival con zócalo y finos alicatados. El claustro está considerado como una de las obras más destacadas del plateresco español.

Fue construido en la primera mitad del S. XVI. Presenta un magnífico estado de conservación con una curiosa planta pentagonal irregular y consta de dos niveles. El cuerpo inferior está formado por unos arcos rebajados muy sencillos entre los que se intercalan medallones. El cuerpo superior, es todavía más opulento, presenta estructura arquitrabada. Sus capiteles lucen una maravillosa decoración de grutescos. En el nivel superior tanto exteriormente como por el interior corre un friso ricamente decorado con medallones, flores y escudos de la orden de los dominicos. Algunos autores atribuyen la obra de este claustro al taller de Rodrigo Gil de Hontañón.

Los patrocinadores de este monumental cenobio fue la monarquía, principalmente la reina Doña Catalina de Láncaster. A su alrededor surgiría una próspera población que es la que ha llegado hasta nuestros días. Uno de los elementos más destacados del monasterio es su magnífico claustro. El templo es una obra de estilo gótico datado en el S. XV, con un interior de tres naves parcialmente reformado durante el período barroco, bajo él se halla la cripta donde se encontró la talla de la Virgen. En el exterior hemos de destacar la maravillosa portada que se abre en la fachada septentrional, se trata de un suntuoso ingreso formado por cinco arquivoltas apuntadas que están decoradas con esculturas al igual que el tímpano. También es muy interesante el ornato que lucen las jambas en las que se cuidaron los más minuciosos detalles.

En el extremo sureste de la provincia de Soria se abren las rojas gargantas del río Jalón, tributario por la derecha del caudaloso Ebro. Muy cerca de la autovía que comunica Madrid con Barcelona se halla el Real Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta. Este magnífico cenobio tuvo su fundación en el año 1162. De sus dependencias hemos de destacar el maravilloso claustro gótico y renacentista. Aunque la estancia que más nos llamará la atención es su grandioso refectorio, único en su género.