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- Dirección: Plaza Higinio, 1, Castro Urdiales, Cantabria, España
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Iglesia de Santa María de la Asunción Castro Urdiales
Vista de la cabecera de la Iglesia de Castro Urdiales, Cantabria

La iglesia de Santa María de la Asunción, situada en la localidad costera de Castro Urdiales (Cantabria), se erige como uno de los ejemplos más destacados del arte gótico en el norte de España.
La construcción de la iglesia de Santa María de la Asunción se inició a principios del siglo XIII, probablemente en 1208, bajo el mecenazgo de Alfonso VIII de Castilla, en un periodo de auge económico para Castro Urdiales. La villa, integrante de la Hermandad de las Villas de la Marina de Castilla, se benefició de su posición estratégica como puerto principal del reino, especialmente tras asumir la dirección de los puertos cantábricos en 1296. Este contexto de riqueza permitió la edificación de un templo de proporciones catedralicias, concebido con un carácter defensivo acorde con la función militar de la villa que tenía la misión de proteger la franja marítima de Castilla.
La iglesia de Castro Urdiales ostenta la categoría de Bien de Interés Cultural desde 1931 y además está reconocida como parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2015 dentro de los Caminos de Santiago del Norte.
Descripción de la Iglesia de Santa María de la Asunción, Castro Urdiales
La iglesia de Santa María de la Asunción presenta una planta basilical de tres naves, con la central de doble altura respecto a las laterales, un transepto poco marcado y una cabecera con girola y capillas radiales. Su diseño estructural responde a los cánones del gótico clásico, con elementos como arbotantes, pináculos y bóvedas de crucería que garantizan la estabilidad y permiten amplios ventanales que inundan el interior de luz. Sin embargo, la exposición al ambiente marino ha provocado el «mal de la piedra», un proceso de deterioro que transforma los sillares de arenisca en arena debido a la humedad salina y a la polución.
La iglesia, cuya construcción se prolongó hasta el siglo XV, refleja influencias del gótico francés, particularmente de Normandía, y comparte rasgos estilísticos con la Catedral de Burgos, erigida en la misma época. Su ubicación en un promontorio rocoso junto al mar Cantábrico, próximo al castillo-faro y el puerto pesquero le confiere una imponente presencia visual.
El exterior destaca por su fachada oeste, accesible mediante una escalinata flanqueada por dos torres defensivas. La portada principal, de arco apuntado, está enmarcada por tres arquivoltas y un guardapolvo, aunque carece de la rica decoración escultórica típica de otros templos góticos. La cornisa exterior, que separa el primer y segundo cuerpo de la fachada, está ornamentada con relieves de cabezas humanas, animales y seres fantásticos, un repertorio iconográfico que evoca la imaginería medieval. Los arbotantes, algunos de doble arco, y los estribos con pináculos hacen inconfundible su silueta.
Interior
El interior está organizado en tres niveles: arcadas en la base, un triforio con arcos ciegos en el segundo nivel y grandes ventanales en el tercero, que maximizan la entrada de luz. La nave central, reforzada con arcos tirantes debido a problemas estructurales históricos, pierde algo de su ligereza original, pero conserva una monumentalidad impresionante. La capilla mayor, inspirada en la catedral de Burgos, destaca por su triforio profusamente decorado y sus ventanales con tracerías. A lo largo de los siglos, se añadieron elementos como la capilla de Santa Catalina (siglo XV, hoy Museo Parroquial), la capilla renacentista de los Escalante (1537), la capilla de Nuestra Señora la Blanca (1612) y la capilla neogótica de San José (1893).
El interior de la iglesia alberga un notable conjunto de obras de arte, entre las que destaca la escultura gótica de la Virgen Blanca, una imagen de piedra policromada de 1,70 metros de altura, datada en el siglo XIII. Descubierta accidentalmente en 1955 tras permanecer siglos emparedada, esta Virgen sedente con el Niño en su brazo izquierdo muestra influencias del gótico francés y es una de las piezas más valiosas del templo. Otras esculturas destacadas incluyen un Cristo gótico de madera de principios del siglo XIV y una Virgen de piedra de finales del siglo XIII o principios del XIV.
El retablo del Santo Cristo, de estilo churrigueresco, incorpora un lienzo atribuido a Francisco de Zurbarán, representando un Cristo en la cruz, que añade un valor artístico excepcional. Además, el templo conserva un conjunto escultórico flamenco del siglo XV en el retablo del ábside de la nave de Belén, considerado uno de los más importantes de España.
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